La interacción entre las distintas partes interesadas, incluyendo proveedores, fabricantes, distribuidores, minoristas y clientes, es crucial para gestionar situaciones extremas y garantizar la resiliencia dentro de la cadena de suministro. Un ejemplo de colaboración efectiva es el uso compartido de datos sobre la demanda del mercado, que permite a los fabricantes ajustar la producción y evitar la escasez o el exceso de inventario. Otro ejemplo es la colaboración en la logística, donde las empresas pueden optimizar las rutas de transporte y reducir los costos al compartir información sobre la disponibilidad de transporte y las capacidades de almacenamiento. En última instancia, la colaboración en la cadena de suministro, impulsada por la digitalización y la interacción humana, conduce a una mayor eficiencia, una mejor gestión de riesgos y una mayor satisfacción del cliente.